martes, 27 de mayo de 2014

Últimos lugares sin internet



pasa un día sin chequear el correo electrónico, navegar en línea o consultar Google.
Imagen de Nasa que muestra el apagón virtual en Corea del Norte.Alrededor de 1.300 millones de la población mundial son lo suficientemente jóvenes como para no haber conocido un mundo diferente. Sin embargo, ¿habrá llegado toda esa actividad de la red de las redes a todos los rincones del planeta?
Evidentemente, hay muchas razones por las cuales todavía hay gente sin acceso a internet en donde viven.
Para empezar, existe la censura.
"No tenemos mucho tráfico de Corea del Norte", le dice a la BBC John Graham-Cumming de CloudFlare, una red de distribución de contenidos, el equivalente a un centro regional de distribución de paquetes pero para el tráfico web.

Imagen de Nasa que muestra el apagón virtual en Corea del Norte
"Así mismo, desde las primeras etapas de la guerra civil en Siria, el acceso a internet fue interrumpido y vimos una caída en el tráfico procedente de esas conexiones sirias".
Además, un problema conocido es que muchas de las personas más pobres del mundo no tienen los recursos o la tecnología para conectarse; de hecho sólo el 31% de las personas de los países en desarrollo utilizan internet en comparación con el 77% de los países desarrollados.
No obstante, estas barreras políticas y sociales no reflejan necesariamente el alcance físico de internet en sí.
Suponiendo que usted cuenta con el dispositivo adecuado y la libertad política, ¿queda algún lugar del mundo al cual el laberinto de cables y señales inalámbricas aún no haya llegado?

Cables, torres y...

Para responder a esta pregunta primero hay que explicar los distintos niveles de acceso a internet.
Los mecanismos primarios para conectarse son las conexiones cableadas, las redes móviles y los satélites.
Los cables de fibra óptica constituyen el núcleo de internet, y atraviesan tierra y mar.
El primero de esos cables de comunicación se instaló en la década de los 50 del siglo XIX, para conducir señales telegráficas. En la actualidad, esos cables conectan a todos los continentes -excepto la Antártida- y a muchos (aunque no todos) de los pequeños Estados insulares.
Las conexiones móviles, por su parte, dependen de las torres de telefonía celular. Y éstas pueden tener un alcance impresionante.
"Hace dos años estuve en el Sahara y durante un buen rato seguía con conexión", cuenta Graham-Cumming. "La conexión era irregular y lenta, pero funcionaba".
De hecho, muchos países en desarrollo, especialmente en África, dependen principalmente de las conexiones móviles para acceder a internet.

...satélites

Islas Cook
En las Islas Cook hay que recurrir a los satélites.
Por último, los satélites representan el medio más lento para conectarse en línea, pero es la única opción para aquellos que viven lejos de una torre de telefonía celular o del cable.
La cobertura brindada por la constelación de satélites Iridium abarca a todo el planeta, y sus teléfonos satelitales pueden conectarse en lugares que de otra manera estarían incomunicados, como los parques nacionales en Estados Unidos, la Antártida o algunos rincones aislados como las Islas Cook.
"Si alguien vive aislado en el campo, no tiene sentido que los proveedores de telecomunicaciones locales extiendan sus conexiones de fibra óptica hasta esa granja o vivienda", le explica a la BBC David Belson, editor de los informes trimestrales "El estado de internet" de Akamai, una de las principales redes de distribución de contenidos a nivel mundial.
"En muchos casos el satélite brinda una solución óptima, a pesar de no ser la más rápida". La mera distancia explica el retraso: desde el Ecuador, por ejemplo, los datos tienen que recorrer alrededor de 22.000 millas (35.000km) entre el satélite y el usuario.
Sin embargo, el acceso a internet vía satélite está mejorando poco a poco.

Más cercanos

El globo de Google
La solución de Google para conectar a los desconectados es liberar globos.
Un proveedor de banda ancha satelital llamado O3b Networks lanzó recientemente sus primeros cuatro satélites, que orbitan unas cuatro veces más cerca de la Tierra que los satélites geoestacionarios comunes y cada satélite cubre una circunferencia de 400 millas (643km).
Esto debería acelerar la transferencia de datos unas cuatro veces en comparación con las conexiones satelitales tradicionales.
Las Islas Cook en el Pacífico ya firmaron para ser los primeros clientes de prueba, mientras que se prevé que otros lugares como Somalia y el interior de Perú se unan dentro de aproximadamente seis meses.
La compañía también planea ofrecer internet a cruceros y plataformas petrolíferas en alta mar que actualmente utilizan satélites tradicionales. "Siempre habrá lugares donde es difícil obtener conexiones terrestres o satelitales, pero esos rincones son cada vez más y más pequeños", dice Steve Collar, director general de O3b.
Del mismo modo, Google y Facebook anunciaron recientemente sus planes para conectar a los desiertos de internet.

¿Entonces, la cobertura es casi universal?

En realidad no.
Hay unos pocos lugares donde no llegan ni el cable ni las señales inalámbricas o satelitales.
Lugares profundos como la Cueva Krubera en Georgia, debe ser uno de los sitios que probablemente carece de servicio... al fin y al cabo, con sus 1.710 metros, es la cueva más profunda del mundo. (Sin embargo, incluso bajo tierra a veces es posible comunicarse con el mundo que está encima, pues puede haber una torre de telefonía celular cerca o una ranura que permita la penetración de una señal satelital).
Cueva en Hoyo Negro, México
Esta cueva, en Hoyo Negro, México, probablemente es uno de los pocos lugares
libres de internet del mundo.
Otro posible último lugar sin internet es en las profundidaes del mar. Aunque muchos submarinos se conectan a través de los mismos medios que utilizan para mantener el contacto por radio, las señales pueden ser pobres o inexistentes pues se pueden distorsionar con el agua. "Apuesto a que un submarino nuclear tiene un acceso malísimo", especula Graham-Cumming.
Pero al final, la mejor manera de no estar conectado probablemente sea bajo una prohibición impuesta por nosotros mismos.
Es posible que en el futuro surjan zonas sin internet. Algunas comunidades podrían elegir deliberadamente no tener acceso a internet, como las tribus no contactadas de América del Sur, Nueva Guinea e India, que optan por mantenerse aisladas a propósito.
"No me sorprendería si en el futuro algún grupo dice: ‘No, no queremos tener internet’", señala Graham-Cumming.
En resumen, hoy en día, para evitar a internet hay que hacer un gran esfuerzo.
Incluso las junglas más remotas ahora tienen algún tipo de señal.
Así que si alguna vez añora la vida antes de los correos electrónicos, de las imágenes LOLcat y de Facebook, malas noticias: los tentáculos de la red están tan extendidos que es asombrosamente difícil escapar.

Increíble historia de cómo revivir una sonda espacial abandonada

En agosto de 1978 fue lanzada al espacio la sonda ISEE-3 y en 1999, después de una extensa y exitosa carrera, fue abandonada a su suerte, pero ahora dos aventureros quieren traerla de regreso a la vida.
La misión no es sencilla, la sonda no puede ser contactada a través de una orden emitida por una computadora sino a través de radio señales, la batería está muerta (aunque cuenta también con paneles solares), la NASA (Agencia Espacial de Estados Unidos) apoya el proyecto pero no da un dólar y nadie puede asegurar que sus cohetes vuelvan a encender.
Entonces, ¿por qué Keith Cowing y Dennis Wingo quieren siquiera intentarlo?
Ambos científicos desean que la sonda, en caso de volver a funcionar, se convierta en una plataforma científica de acceso público. Ambos imaginan aplicaciones para teléfonos inteligentes que permitan a estudiantes acceder a los instrumentos del antiguo viajero espacial.
Pero de lograr su propósito, Cowing y Wingo se convertirían en los primeros "científicos ciudadanos" en tomar control de un artefacto enviado al espacio por la NASA, lo que podría abrir el camino para que otros colegas en el futuro intenten otras "resurrecciones".
Un proyecto a largo plazo podría implicar la reactivación del telescopio espacial Spitzer, una víctima de los recortes presupuestarios en la agencia espacial que solo podría volver a funcionar si atrae el interés de particulares.

La travesía de una sonda

La primera misión de la ISEE-3 fue estudiar la interacción entre los campos magnéticos de la Tierra y los vientos solares, pero luego su misión fue aún más audaz: explorar cometas.
Logo de la NASA
La NASA ha ofrecido ayuda técnica a los científicos.
Bajo la supervisión del director de vuelo Robert Farquhar, la sonda interceptó al cometa Giacobini-Zinner en 1985 y un año después se convirtió en el primer objeto elaborado por el hombre en volar cerca de la cola del cometa Halley.
Luego de este logro, la ISEE-3 continuó recolectando información pero a medida que se alejaba de la Tierra la importancia de su trabajo fue mermando hasta que en 1997 su misión fue oficialmente concluida.
En 1999 la NASA se volvió a contactar y comprobó que 12 de sus 13 instrumentos aún funcionaban, según informa el sitio de internet The Verge.
Casi el 75% de su combustible original continuaba intacto, pero la sonda estaba tan lejos que la agencia espacial ni siquiera apagó sus comandos.
Sin embargo, la ISEE-3 no había sido abandonada por completo: tras su acercamiento al cometa Halley, Farquhar la había colocado en una órbita que la traería de regreso a la Tierra... en el verano boreal de 2014.

Operación reinicio

Al conocer que la sonda pasaría cerca de casa, Wingo y Cowing lanzaron el proyecto Reboot (reinicio).
El primero trabaja para una compañía privada espacial que ha construido instrumentos para la NASA, empresas aeroespaciales y agencias de Defensa de EE.UU. El segundo fue por muchos años empleado de la misma NASA.
Ambos trabajaron juntos en el proyecto de digitalización de las fotos analógicas originales tomadas por las primeras sondas enviadas a la Luna en la década del 60, que involucró tanto a científicos de la agencia espacial como de empresas privadas.
Este antecedente y sus contactos en la agencia les permitieron ser el primer equipo autorizado por la NASA para traer a la vida una sonda que nunca pensó utilizar de nuevo.
Aunque no financia el proyecto, la agencia le ha ofrecido a Wingo y Cowing documentos y manuales del funcionamiento de la ISEE-3 e incluso Farquhar, quien ya ha pasado los 80 años, se ha involucrado en la iniciativa.
Para lograr fondos, los científicos lanzaron una colecta pública que les permitió sumar más de US$150.000. Además, han recibido donaciones de equipos y el permiso de utilizar instalaciones en la Tierra, como el observatorio de la Universidad Estatal de Morehead, para intentar conectarse este junio con la sonda y ponerla nuevamente en funcionamiento.
El sitio de internet Popular Mechanics señala que si los cohetes que impulsan el artefacto no arrancan, la sonda continuará en su trayectoria y casi 30 años de espera habrán sido en vano, pero los científicos creen que vale la pena el riesgo.
"No sabemos qué más podemos aprender de la misión (de la ISEE-3), puede ser que haya una forma de analizar la señales enviadas por sus sensores que nos aporte nueva información, información que nadie en los 60 o los 70 se imaginó preguntar", concluye Cowing.